MEMORIAS DEL GENERALBASILIO AUGUSTIN DÁVILA |
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BATALLA DE CAVITE |
NARRADA POR PATRICIO MONTOJO
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(membrete) Para los fines que V.E.estime convenientes tengo el honor de acompañarle una copia textual del despacho telegráfico que en 1º del actual dirigí al Excmo. Sr. Ministro de Marina dándole cuenta de los preliminares incidentes y resultado del combate naval de Cavite empeñado contra fuerzas muy superiores de la Escuadra Americana y en el cual quedó desgraciadamente destruida la nuestra Debo añadir para aclaración del telegrama que este lo he pedido a la Administración general de Comunicaciones para tener completa seguridad de lo transmitido. También debo manifestar a V.E.que no he tenido ninguna intervención directa en las transacciones que han tenido lugar con el Comodoro de la Escuadra Americana ni firmado documento de ninguna especie Desembarcado del Crucero “Isla de Cuba” muy molesto con una herida contusa recibida en la pierna izquierda, me trasladé en último extremo con el Jefe de E.M. un Oficial y mis ayudantes al Convento de Santo Domingo donde fui asistido. Desde allí redacté el telegrama ya citado al Excmo. Sr. Ministro de Marina y contesté al Contador de Navío de 1ª Clase Sr. Orejas a la que no veía inconveniente en que se quemaran los buques ya echados a pique de mi orden para que no pudieran apresarlos los enemigos puesto que no teníamos medios para oponernos a lo que quisieran hacer con ellos los buques se habían refugiado en el fondo de la ensenada de Bacoor echaron sus buques a pique en último extremo teniendo cuidado de salvar los aparatos de cierre de los cañones e inutilizar los códigos de señales todo lo que se ejecutó según mi orden. El General Gobernador de Cavite fue a visitarme al convento con varios Jefes y Oficiales y a mi presencia redacto el telegrama que dirijo a V.E. Dicho General me proporcionó carruajes y escolta para trasladarme a esta Capital pues desechaba conferenciar con V.E. aquella misma noche lo que no pude llevar a efecto ni entonces ni al día siguiente por haberse irritado mi herida teniendo que guardar cama bajo la acción de un fuerte acceso de fiebre.
Al pie: Excmo. Sr. Gobernador y Capitán General de Filipinas
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(membrete) COMANDANCIA GENERAL DEL APOSTADERO Y ESCUADRA DE FILIPINAS Salí para el puerto de Subic a las 11 de la noche del 25 de abril último con la Escuadra compuesta de los buques que se mencionan en el oficio que tuve el honor de dirigir a V.E. en aquella fecha. En la mañana siguiente ya en el puerto de Olongapó conferencié con el Capitán de Navío Sr. D. Julio del Rio el cual si bien no me tranquilizó respecto al estado de las obras de defensa, me dio a entender que en breve quedarían terminadas
Con sumo disgusto me enteré entonces de que los cuatro cañones que debían montarse en la isla aun tardarían mes y medio en estar emplazados, lo que me sorprendió pues que las baterías provisionales que la Marina instaló venciendo no pocas dificultades en la entrada de la bahía de Manila habían quedado listas para hacer fuego a los 24 días de comenzados los trabajos. También supe con no menos disgusto que de los 14 torpedos matihieson disponibles solo había colocados 5 y además se confiaba poco en su eficacia. Estas noticias me hicieron variar mucho en mi idea de esperar en Subic al enemigo porque no defendida la entrada por torpedos ni por las baterías de la isla tenía necesariamente que aguantar la Escuadra el ataque de la Americana con sus escasísimos medios de acción en 40 metros de fondo y por tanto en la casi seguridad de que no sólo fuera destruida nuestra Escuadra toda sino que también no se salvarían sus tripulantes. Aun me quedaba la esperanza de que los Americanos no fueran a Subic y nos dieran tiempo para prepararnos mejor en lo posible pero el telegrama que recibí del Cónsul de España en Hong-Kong me hizo comprender que el enemigo sabía perfectamente se hallaba mi Escuadra y conocía lo indefenso que estaba el puerto de Subic. El telegrama decía así: Era el 29 de abril Se discutió cual sería el paraje más conveniente para situación de la Escuadra dentro de la bahía de Manila abrazando tres extremos a saber: 1º Que la Escuadra se aguantara sobre el corregidor apoyando las baterías de Marina, desechado por análogas razones a las que se tuvieron en cuenta para Subic. La boca chica tiene mucha mas amplitud que la entrada de Subic; las baterías solo podrían detener pocos minutos a los buques Americanos. Los torpedos colocados en la boca grande eran pocos e ineficaces y por último el mucho fondo de aquellos parajes ponía en gran peligro a la escuadra 2º Que nuestros buques se fondearan cerca de la Ciudad. Desechada igualmente porque lejos de defender Manila promovería en el enemigo el deseo de bombardear la Plaza al paso que destruir la Escuadra. Y 3º que nos situáramos en el seno de Cañacao en la menos agua posible para varar si fuera preciso combinando nuestros fuegos con los de las baterías de tierra, la de la Punta Sangley y del “Ulloa” que estaba acoderado cerca del varadero. Esta fue la solución aceptada por unanimidad. Inmediatamente tomé las disposiciones necesarias para la marcha. Al Jefe de la comisión de la Marina en Olongapó le di orden de desalojar la Isla grande concentrando sus fuerzas cerca del Arsenal en un lugar estratégico teniendo todo dispuesto para quemar el carbón del Depósito, llevando consigo los víveres y cuanto pudiera salvar de la rapacidad del enemigo Despaché para Manila el Crucero “Don Juan de Austria” a fin de que reuniera todas las chalanas que pudiera llenas de arena para que sirvieran de defensa al Crucero “Castilla” y al “Cristina” sobre todo al primero en su línea de flotación contra las granadas y torpedos del enemigo. Mucho trabajo costó poner en movimiento al “Castilla” y hasta las 10 de la mañana del 29 no fue posible encargándose el transporte “Manila” de tomarlo a remolque. A las 10,30 dejé Subic con los Cruceros “Cristina” “Cuba” y “Luzón” Aviso “Marqués del Duero” y Crucero “Castilla” remolcado por el “Manila”. A las 4,45 fondeé con el “Cristina” en el seno de Cañacao en 8 metros de agua en la línea que se dirige desde la Punta Sangley a la batería de Guadalupe quedando el buque acoderado con el costado de babor frente a Manila. Sucesivamente fueron llegando los demás buques ya media noche el “castilla” con el “Manila”. En la mañana del 30 quedó la Escuadra situada de la manera siguiente: El día 30 a las 7 de la tarde recibí noticia telegráfica de Olongapó anunciando que la Escuadra enemiga había entrado en el puerto a las 3 reconociéndolo sin duda buscando a nuestros buques y que salía para Manila. Llegó a la bahía el Vapor Correo Isla de Mindanao a cuyo Capitán aconsejé se fuera a Singapur enseguida pues el enemigo no podía estar en la boca antes de la media noche probablemente. Como no tenía autorización de la Trasatlántica no se atrevió y entonces le dije fuera a fondearse en poco agua lo mas cerca posible de bacoor. A media noche se oía fuego de cañón hacia el Corregidor y a las 2 de la madrugada del 1º de mayo recibí aviso telegráfico de los buques Americanos dirigiendo sus proyectores a las baterías de la entrada habían cambiado con estas varios disparos. Avisé al Comandante General del Arsenal y al General Gobernador de la Plaza de Cavite para que se preparasen y mandé cargar la artillería y que todos los Oficiales, marineros y soldados estuvieran en sus puestos de combate listos para cuando se vieran los buques enemigos. Desde la tarde del 30 de abril nuestra Escuadra se hallaba a la defensiva ocupando la ensenada formada entre el Fuerte de Guadalupe y el de Punta Sangley, el Crucero “Austria” cerca de este fuerte dominando por encima de la lengüeta de tierra que ocupa desde el varadero de Cañacao hasta la punta y con un sector de fuegos hasta Malate apoyando por el “Ulloa” que en carena se le dejaron montados los dos cañones de los reductos de estribor y acoderado con su costado al N. en el centro del a ensenada el Crucero “Castilla” el que por hacer agua se hallaba imposibilitado de mover sus máquinas acoderado con su costado de babor al N. y fondeado en 8 metros y medio de agua. El “Cristina” buque insignia por la proa del “Castilla” dispuesto a ponerse en movimiento apoyado por los Cruceros “Cuba” y “Luzón” y en línea interior el Aviso “Marques del Duero” por la amura de estribor del “Cristina”.
A las 4 se hizo la señal de zafarrancho de combate ejecutándose inmediatamente en todos los buques. A las 4,45 señaló el “Austria” a la Escuadra enemiga y pedía permiso para romper el fuego a lo que contesté lo hiciera cuando lo considerase conveniente. Pocos minutos después se avistó desde a bordo la Escuadra algo confusa formado una línea de fila paralela a la nuestra y como a 6.000 metros de distancia formando a la cabeza el buque insignia “Olimpia” y siguiendo el “Baltimore” y “Raleigh” continuando la línea el “Boston” (al parecer cabeza de la 2º División) el” Cóndor” “Helene Pretel” y “Maculloch” quedando fuera de línea dos transportes, el Zafiro y el Narhsan A las 5 rompió el fuego la batería de Punta Sangley cuyos dos primeros tiros resultaron cortos y a la izquierda de la dirección del buque cabeza. La Escuadra en este momento formó un a línea de frente para acercarse quedando en la demarcación de N.E.-S.O. la batería de Punta Sangley sólo tenia montados dos cañones de 15 ctm. Ordoñez de los cuales sólo uno tenia fuegos en dirección a la Escuadra enemiga. Pocos momentos después rompió fuego una de las baterías de Manila. A las 5,15 previa señal lo hizo nuestra Escuadra empezando el buque de la insignia, contestando inmediatamente el Olimpia y generalizándose desde este instante el combate. El fuego del enemigo se hizo rapidísimo viéndonos rodeados de un sin numero de proyectiles pues los tres Cruceros que formaban la cabeza de la línea deparaban sobre el Cristina”. Al poco tiempo de empezar el fuego una granada del enemigo reventó en el “Castilla” dejando fura de combate todos los sirvientes de los cañones de tiro rápido haciendo astillazos el palo trinquete con los cuales fueron heridos los timoneles que gobernaban en el puente por lo que tuvo que tomar la rueda el Oficial de E.M. Teniente de Navío D. José Núñez quien con una serenidad digna del mayor elogio siguió gobernando hasta finalizar el combate. Entre tanto otra granada estalló en el sollado prendiendo fuego a los maleteros de la marinería que por fortuna se consiguió dominar. El enemigo disminuyó sus distancias hacia nosotros y afinando sus punterías nos disparaba una lluvia de proyectiles de tiro rápido. Sobre las 7,30 una granada destrozó por completo el servo-motor; mandé engranar la rueda de mano quedando sin gobierno en este intervalo que se hizo largo por explotar otra granada a popa que dejó fuera de combate nueve hombres. Otra destrozó el Calces y el pico del palo mesana, arrastrando la bandera y mi insignia que se sustituyeron inmediatamente. Nueva granada que explotó en la Cámara de Oficiales convertida en hospital de sangre destrozo los heridos que allí se encontraban y otra que estalló en el pañol de municiones y artificios de popa inundando de humo las Cámaras impidió engrasar la rueda de mano del timón. Siendo imposible dominar el incendio hubo que inundar el citado pañol cuando ya empezaba a explotar la cartuchería. En el centro varias granadas de pequeño calibre atravesaban las chimeneas y una delas de grueso forzando los guarda calores cerca del fogón dejó fuera de combate a un Condestable y 12 hombres sirvientes de la artillería. Otra inutilizaba el cañón de proa de estribor mientras el fuego de popa aumentaba amenazando abrasar todo el Alcázar del buque tomando de nuevo incrementó el de proa por otra granada que atravesó el costado reventando en el sollado.
Abandoné el “Cristina” con mi E.M. con profunda pena y arbolé mi insignia en el Crucero “Isla de Cuba” que apenas tenía averías. Se procedió a la mayor brevedad por los botes del cuba, Luzón, Duero y lanchas que acudieron del Arsenal a recoger la gente del Cristina y del castilla y en particular a los heridos trasladándolos al Arsenal. Poco después de empezar el abandono del buque cuando ya muchos se habían salvado una granada destrozó al Comandante del Crucero “Cristina” Capitán de Navío Sr. D. Luis Cadarso que se hallaba dirigiendo el salvamento, al primer Condestable y al primer Contramaestre e hiriendo a varios marineros y soldados.
El “Castilla” se batió heroicamente. A medio combate se le inutilizó el cañón de proa de 15 cts. Por haber reventado una granada en el reducto del mismo. Poco después quedaba también inutilizado el de 12 cts. De la misma banda y desde entonces sólo hacia fuego con el cañón del reducto de popa. Acribillado el buque por los proyectiles enemigos e incendiado prontamente fue abandonado por su tripulación con el mayor orden dirigiendo la operación el Capitán de Fragata D. Alonso Morgado. A las 8 habiendo cesado el fuego de la Escuadra enemiga ordené a los buques que quedaban se refugiaran en el fondo de la ensenada de bacoor y resistieran allí hasta el último extremo no abandonándolos hasta que no fuera posible la defensa en cuyo caso después de echarlos a pique debían quitar y llevarse los aparatos de cierre de los cañones, las señales reservadas de reconocimientos, los caudales de los buques, el armamento portátil e inutilizando los Códigos de señales. Todo se ejecutó según mi orden como se expresa en mi oficio fecha 9 del actual al trasladar a V.E. el despacho telegráfico que dirigí al Excmo. Sr. Ministro de Marina en primero de este mes dándole breve cuenta del combate. Por separado va la relación delas bajas por muertos y heridos que ha sufrido la Escuadra en ele citado combate desgraciado para nuestras armas y se acompaña también nota de las habidas en el Arsenal de Cavite durante el combate y bombardeo subsiguiente cuyas noticias por no ser posible obtenerlas exactas a su debido tiempo me han hecho retardar este parte oficial.
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(membrete) COMANDANCIA GENERAL DEL APOSTADERO Y ESCUADRA DE FILIPINAS Excmo. Sr.
Posteriormente recibí noticias tanto del Sr. Gobernador de la Plaza cuanto de V.E.I. referentes a que había entrado por el Corregidor la Escuadra Americana debiendo tener en consecuencia todo listo para batirla con los escasísimos medios de defensa con que contábamos.
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